No pierda el oído

Terminamos esta serie de artículos dedicados a las enfermedades del oído con el tumor y el trauma acústico.

Tumor acústico

Un neuroma tumoral acústico es un crecimiento no cancerígeno en el nervio del equilibrio situado en el oído interno y cerca del cerebro. Muy pocas personas al año se ven afectadas por tumores acústicos.

La cirugía es la única cura conocida para un tumor acústico. Debido a que el neuroma acústico puede, con el tiempo representar una amenaza para la vida debido a la presión ejercida en el cerebro, normalmente la mejor solución es extirpar el tumor.

Los síntomas típicos incluyen ruido (tinnitus) y/o alteraciones en la audición y el equilibrio. También son síntomas comunes las cefaleas y la doble visión. Si el tumor aumenta de tamaño, el cerebro podría estar expuesto a presión, lo que puede provocar pérdida de coordinación. Pueden producirse efectos perjudiciales graves en el reconocimiento del habla y cambios leves en el umbral de tonos puros.

Para comprobar la existencia del neuroma acústico, la solución son las pruebas de audición y equilibrio, así como la toma de imágenes por resonancia magnética (RM). El escáner CRIS lo utilizan los cirujanos para determinar la mejor forma de extirpar el problema.

Trauma acústico

Daños producidos por el ruido. Un trauma acústico puede estar producido por un sonido potente y repentino, como por ejemplo una explosión.

Las explosiones a menudo dan lugar a daños en los tímpanos y en consecuencia a pérdidas de audición de tipo conductiva.

Muchas personas han experimentado un periodo de capacidad auditiva reducida tras una exposición a sonidos elevados, por ejemplo, tras la asistencia a un concierto o una discoteca, o tras haber trabajado con maquinaria ruidosa. A menudo este tipo de alteración auditiva es temporal. Transcurrido algún tiempo el trauma desaparecerá.

Si éste persiste, normalmente conducirá a una alteración auditiva dentro de una frecuencia relativamente estrecha, alrededor de 4 kHz. En otras palabras, la persona no podrá oír dentro de un cierto rango de tonos de alta frecuencia.

En ciertas situaciones de la vida cotidiana, esto puede no ser molesto. Pero en entornos más ruidosos, pueden tener problemas a la hora de oír. A veces un audífono puede ser de gran ayuda para las personas que sufren un trauma acústico permanente.